Érase una vez...

Érase una vez
Érase una vez
Erase una vez

Érase una vez... es un largometraje catalán de animación estrenado en 1950 y que se realizó en 35 mm con el sistema Cinefotocolor. Recibió la calificación de interés nacional y obtuvo una mención especial en la undécima edición de la Mostra de Venecia. En esta película concurrieron destacadas figuras catalanas, intelectuales, políticas, artísticas y técnicas, que hicieron de este título un emblema del cine catalán y un referente del cine de animación.

Una puntualización histórica

Filmoteca de Catalunya ha liderado el largo proceso de restauración de Érase una vez... (1950). Se trata del segundo largometraje de animación español, una réplica al Garbancito de la Mancha, también realizado en Barcelona tres años antes pero de signo ideológico absolutamente contrario. Si la variante quijotesca del cuento de Pulgarcito exaltaba los valores patrióticos de la época de la mano de Balet y José Maria Blay Castillo (distribuidor durante la guerra civil de documentales franquistas), Érase una vez... aglutinó diversos elementos catalanistas. Se trataba, en este caso, de una adaptación de La Cenicienta de Charles Perrault emprendida por iniciativa de Josep Baguñá.

Hijo del fundador de revistas satíricas y de la infantil Patufet, desarrolló el cine de animación en Catalunya tan pronto terminó la Guerra Civil, con apuestas tan importantes como los estudios Chamartín, uno de los más importantes de España. El director artístico del film era Josep Escobar, un dibujante que había comenzado a trabajar en los años veinte y había sido contratado por los estudios Hispano Grahe Film de los hermanos Baguñá durante la guerra civil, a cuyo término fue encarcelado. Posteriormente, sería uno de los grandes historietistas de Editorial Bruguera, responsable de personajes tan populares como Carpanta, Petra o Zipi y Zape.

Agotado el capital inicialmente dedicado a la producción de Érase una vez..., intervino Félix Millet Maristany, agente de seguros en Madrid y mecenas de la cultura catalana tolerada en aquel momento, como promotor del Orfeó Català, juegos florales, teatro infantil, traducciones de clásicos de la literatura y espectáculos folclóricos. Fue él, vinculado a Acción Católica, quien involucró a su muy cinéfilo sobrino, Jordi Tusell, para que se hiciese cargo de la producción del film, la primera de la posteriormente prolífica marca Estela Films. El equipo incluía también la presencia como jefe de producción de Josep Benet, historiador y futuro senador por la Entesa dels Catalans en las primeras elecciones democráticas de 1977, y de Alexandre Cirici Pellicer, crítico de arte y también publicista. Fue él quien, como director artístico, aportó un muy interesante trasfondo pictórico inspirado en el Renacimiento. El film también incluye una escena de baile, con personajes reales, interpretada por el Esbart Verdaguer de Manuel Cubeles.

Acabada la película, el azar hizo que coincidiera en el tiempo con La Cenicienta de Disney, que tenía registrado el título en exclusiva. De ahí el cambio por Érase una vez... Filmado en Cinefotocolor, el procedimiento desarrollado por Daniel Aragonés como modesta alternativa local al Technicolor, fue seleccionado en la Mostra de Venecia de 1950 y se distribuyó con apenas ocho copias en toda España. Jamás se consideró hacer una versión en catalán, inaceptable en aquellos momentos.

El mínimo respaldo oficial y económico por parte de la Junta de Clasificación, sólo rectificado después del paso por el festival de Venecia, así como el consejo del Sindicato Nacional del Espectáculo para que la productora se dedicara a otros menesteres, condenó la película al ostracismo. Sólo sobrevivieron materiales en 16 mm y en blanco y negro para, dado su carácter infantil, su uso en escuelas y centros religiosos.

El proceso de restauración

Hace ocho años, consciente de la significación histórica de Erase una vez..., Filmoteca de Catalunya decidió recuperarla en un formato lo más parecido al original. Liderado por Luciano Berriatúa, la productora La Bestia Produce y nuestra conservadora Rosa Cardona, con el apoyo de nuestro Centro de Conservación y Restauración, el proceso arrancó con la localización de los colores originales aportados por los más de 100 fotogramas en 35mm originales, procedentes de la colección de Joan Gabriel Tharrats depositada en la propia Filmoteca, así como los acetatos conservados por la viuda de Benet y otras fuentes, como la colección de cromos publicada en la época.

Mediante un sistema informático adaptado a las circunstancias, se ha procedido a la reinserción del color sobre la copia en blanco y negro de acuerdo con referentes muy cercanos al original, así como a una restauración de la banda sonora original. Félix Tusell, nieto del productor y heredero de Estela Films, ha intervenido en la fase final de la recuperación de una película que será comercializada y a la vez difundida por circuitos culturales.